miércoles, 29 de junio de 2011

UNA NUEVA ETAPA: LA UNIVERSIDAD

La vida es difícil, en cada etapa tenemos que luchar. Desde el momento del alumbramiento, una etapa en la cual se decide si vas a vivir o a morir, esta depende de nuestra fuerza para sobrevivir y de la experiencia del médico, sin embargo,  mayormente depende de nosotros mismos, de nuestra capacidad de actuar ante las circunstancias difíciles, es innato.
Después de pasar este momento crítico, viene el trabajo de los padres, el de enseñarle las leyes morales religiosas y sociales, de ellos depende el crecimiento físico y espiritual del niño, las herramientas y los hábitos que tenga los cuales le servirán para la preparación futura.
Muchas cosas son difíciles de recordar incluso cuando las hayas vivido hace pocos años, yo, por ejemplo, tengo algunos recuerdos de la primaria y la secundaria, sin embargo, nada se puede comparar con la memoria que tengo de la preparatoria.
 Recuerdo bien mi graduación de la secundaria, cada acto, cada aspecto, la foto con la maestra Cruz, hasta el peinado que llevábamos mi hermana y yo. Recuerdo, sin embargo cuando el Ing. Miguel fue a mi escuela a promocionar la institución, yo siempre comía cerca de la puerta de entrada en donde estaba la Srita.Eve. Recuerdo que me preguntó cuánto tenía de promedio, al principio desconfié y sólo le dije que era bueno, él me insistió y le dije 9.5 entonces me animó a entrar en la preparatoria.
Al llegar a mi casa le comenté a mis papás y les pareció muy buena la escuela, por lo tanto decidieron inscribirnos a mí y a mi hermana. Al principio no quería, ya que había escuchado que los del Federico eran muy fresas y “mala onda”en términos coloquiales.
Recientemente me había reunido con una amiga de la infancia a la cual mi mamá le comentó a su mamá y decidió meter a su hija también en la escuela. El sábado en el que teníamos que ir todos, nuestro primer encuentro grupal, estaba ahí Areli, me dio mucho gusto que estuviera con nosotras. Ese sábado, llegamos mi hermana y yo vestidas iguales, con un pantalón azul, verde y una blusa rosada. Recuerdo que estaba empezando a usar lentes de contacto.
Ese sábado, cuando llegamos, estaba Ceci Hosteter, una chica alemana, yo no había visto a una persona con esas características tan cerca, así que me quedé impresionada,  lamento que no se haya quedado con nosotros los 3 años, nunca entendí porqué, al igual que Amalia, una chica estadounidense, con quien me llevé muy bien, sólo estuvo con nosotros un año el cual lo disfruté mucho.
Nos dieron un recorrido por la escuela y finalmente, nos presentamos todos en el salón que ahora ocupamos, recuerdo que Mafer tenía minifalda y que el director enfatizó en el uso de estas prendas que estaban en el reglamento. También que Suhi llevaba una diadema amarilla y le estaban haciendo maldades. Ambas, las había conocido anteriormente, sin embargo, al igual que Areli, no las había visto desde hacía muchos  años y me dio mucho gusto volvernos a encontrar estudiando juntas.
Recuerdo que el director nos habló acerca del programa IB y que era muy difícil pasar los exámenes. En el primer año en la escuela, recuerdo que me entusiasmaba mucho Metodología de Investigación y Ciencias Sociales, pues me interesaba estudiar algo con respecto a estas materias: Antropología. Sin embargo, mi desempeño en estas materias no era muy bueno, no entendía las clases y solo me basaba en mis apuntes.
También recuerdo que ese año fue el más pesado para mí, pues venía de una escuela completamente diferente, con distinto nivel académico, en la cual yo era la más alta la que mejor hablaba el inglés. Al llegar al Federico, descubrí que podía dar más de mí misma, en ese año crecí en el ámbito social, espiritual, intelectual  y físico. Social pues empecé a socializar con otras personas, espiritual porque creo que aquí fue en donde Dios me estuvo alentando a seguir adelante y en donde tuve mayor comunión con Él, y por supuesto en el ámbito intelectual pues aprendí nuevas cosas que en otras escuelas no me hubieran enseñado. Aquí fue en donde más lloré y me esforcé, en donde saqué mi primer 5 en matemáticas y mis primeras lecciones de francés.
 Todo era muy difícil para mí e incluso había días en que me desvelaba o no dormía  haciendo investigaciones o terminando algún trabajo, no estaba acostumbrada a ese ritmo de trabajo. El apoyo de mis padres también  fue un aliciente en mi paso por la preparatoria en los 3 años, especialmente en el primero y su interés por que nosotras aprendiéramos bien las cosas.
Recuerdo que el primer día que conocí a Karlita en la clase de Español, llevaba una peineta roja con plateado y tenía el cabello rizado. Desde el primer día en que la vi, imaginé que era muy buena persona, paciente y alegre, y con el paso del tiempo, no me equivoqué, era lo que pensaba el incluso más. Llegó  a ser no sólo mi maestra, sino mi amiga, además de que teníamos algo en común el haber estado en la misma secundaria y conocido a muchos maestros que ambas conocíamos, en especial la maestra Cruz. Recuerdo que ella me hablaba de su paso por la secundaria y yo también le contaba mi experiencia por ejemplo con algunos maestros raros como el de Geografía o el de deportes y nos empezábamos a reír. También de lo que aprendimos en los talleres, yo en corte y confección y ella en secretariado. De sus aventuras en la escuela cuando no estaba la reja del patio trasero y había mapaches y ardillas y empezaban a perseguirlos.
Recuerdo cuando leímos la metamorfosis, era un libro muy interesante y cuando lo comentamos en clase, mi hermana dijo algo chistoso, le preguntaron como terminaba y ella volvió a contar la mitad de la historia para al final sólo decir “y murió”.
Mi primer viaje a la Sierra, nunca había ido a la sierra, recuerdo que mi ammá, tomando precauciones, llevamos muchas cosas y me compraron mis tenis cafés los cuales le gustaron a Karlita. Fue un viaje muy bonito y divertido.
Terminado el primer año, yo pensaba irme a otra escuela, el primer año había sido muy difícil para mí y había bajado mi promedio. Sin embargo, no recuerdo bien el porqué decidí quedarme, mis padres me alentaron a seguir, me dijeron que hiciera el esfuerzo, pues valía la pena.
En segundo año, empezamos con el programa IB, llevamos una estructura rígida en cuanto a las materias y cada aspecto de ellas, recuerdo que conocí al maestro Pedro, al principio me pareció una persona poco paciente y enojón, por la forma en que se comportaba al principio con la exposición de Abi, Monse y Garci. Después, conocí a Cécile, recuerdo cuando se presentó, que venía de Francia y que estaría dispuesta a ayudarnos en cualquier problema de Física o Química, sin duda nos apoyó mucho a todos. Cuando me enteré de que estaba embarazada, me alegré mucho, sin embargo, cuando tuvo que irse por un tiempo, me entristeció mucho. En la clase de Biología, nos volvimos a encontrar al maestro Pedro, ahora, mi perspectiva acerca de él había cambiado por completo en esta clase.
Recuerdo que en el salón ya no estábamos las mismas personas que habían llegado ese sábado, pero había dos más: Olivia y Carla. Ambas compartieron 2 años con el grupo y estuvieron esforzándose por alcanzar el nivel que ahora tienen de preparación. Aunque tenemos dificultades a veces por la forma en que trabajamos, pienso que nos hemos llevado bien a pesar de todo.
Fue un año en el que conocí nuevas formas de pensar, en el ayudar a los demás y pensar en solucionar conflictos nosotros mismos por medio del programa CAS y el trabajo en equipo. También, conocí nuevas amigas durante la estancia de los canadienses en nuestra escuela y practicando el inglés.
Al llegar al tercer año, estaba emocionada, pues era el último año en la preparatoria, también en el cual nos aplicarían los exámenes IB, para los cuales nos habíamos esforzado durante 2 años. Mis calificaciones habían mejorado y el promedio había aumentado, gracias a todos los que me apoyaron. Fue un año de mucho trabajo, en especial por la entrega de trabajos e investigaciones para el IB, a parte de los exámenes mensuales.
Recuerdo que cuando salimos de vacaciones de semana santa, estaba preocupada por los exámenes del IB, pues vendrían después de estas vacaciones. Nos enfrentaríamos a los gigantes.
Todos estábamos muy alterados por los exámenes, en especial el de matemáticas, pues desconocíamos por completo cómo iba a ser. Nos reunieron en el tercer piso para presentarlos, Gaby nos pasó una hoja en blanco para que escribiéramos como nos sentíamos y de esta forma des estresarnos. El primer examen fue el más pesado,  todos salimos aturdidos de él, sin embargo, el resto fueron más sencillos, fue la primera vez en que no me sentí angustiada ni nerviosa en un examen, estaba segura de que todos tenemos la capacidad de hacer cualquier cosa y estábamos preparados para ello, sólo teníamos que aplicar los conocimientos.
Sin duda, el apoyo del grupo fue también un aspecto importante en el desarrollo pleno de los exámenes, como el chiste que puso Jonathan en el calendario anual en el mes de mayo “Muerte grupal” y las referencias que hacía de ello junto con Toñito.
Después de todo esto, seguimos adelante, presentando exámenes en las universidades, ahora me interesaba estudiar medicina, creo que soy buena en eso.
Seguimos estudiando y aprendiendo cosas nuevas, antes, veía la graduación muy lejana, ahora, a sólo 4 días de seguir juntos como grupo, empieza a entrar en mí la nostalgia, plasmando todos lo acontecimientos que recuerdo y que aún me falta mencionar para recordar por muchos años más mi estancia en la preparatoria del Federico Froebel, que sin duda alguna, fueron años de grande crecimiento en todos los aspectos para mí, recordaré por siempre a la maestra Karlita, quien me apoyó muchas veces y que la considero mi amiga y a todos los demás maestros, el maestro Pedro, Ceci, Deya, Dani, Miriam, Laura, Marcela, Hiram, Gaby, Oli, Miguel y todos los demás. Me llevo muy buenos recuerdos de ellos y la escuela. En cuanto a mis compañeros, a pesar de las diferencias ideológicas, de la forma de trabajar, de los comportamientos y hasta de los temperamentos, considero que forman parte de toda esta travesía en mi paso por la preparatoria, que de alguna forma nos seguiremos viendo y si no, algún día nos volveremos a encontrar.
A todos, le deseo mucho éxito en la próxima etapa de la vida: la Universidad, que cumplan todos sus propósitos y que sean los mejores en todo lo que hagan, así como que crezcan espiritualmente; ocupan un lugar importante en mis recuerdos y en mi corazón, espero que nos volvamos a encontrar y recordar estos tiempos con entusiasmo. Lamento mucho si los hice trabajar de más o si no nos poníamos de acuerdo.
Aún así, los seguiré recordando con mucho aprecio. Que Dios los bendiga a todos, aún a los que no creen en Él.
Dulce Lucero Mayoral Antonio.

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