martes, 21 de junio de 2011

CARTA PARA GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ- Pastiche

                                             Oaxaca de Juárez Oaxaca, Domingo 6 de marzo 2009.
Querido Gabito:
Hola, ¿Cómo has estado?
Te escribo para felicitarte en tu cumpleaños, también para informarte lo que ha acontecido aquí en Río Hacha, pues he presenciado muchos cambios desde que te ausentaste.
¿Recuerdas a José Arcadio Buendía, el vecino que era muy trabajador y responsable? Pues hace un año se casó con su prima Úrsula Iguarán, tal vez a ella no la conociste, pero también era muy trabajadora y sabia, porque sabía cómo poner el orden en su familia.
Una noche, el señor Prudencio Aguilar, el viejito al que le gustaba competir en las peleas de gallos, apostó con José Arcadio Buendía, pero perdió, y entonces le hizo un comentario desagradable a éste, pues su matrimonio aún no había sido consumado. Por que, según dicen las demás personas, que si se casan entre parientes, su descendencia nacerá con cola de cerdo.
Esto fue lo que le sucedió a dos parientes de  Úrsula y José Arcadio que también eran primos, el caso es que cuando nació su hijo, fui a corroborar lo que había escuchado y en verdad tenía cola de cerdo, fue muy frustrante para el niño, por que no podía casarse por el temor que aquello le causaba, hasta que un día, desesperado por el problema, pidió al carnicero que le cortara la cola, sin embargo, poco después murió por que perdió mucha sangre.
Por esto, la madre de Úrsula le prohibió consumar el matrimonio, y hasta le confeccionó un pantalón con muchos cierres y cintas para amarrar por si José A. Buendía quería hacerle algo. Desde mi ventana, veía como se ponía todas las noches ese incómodo pantalón antes de que su marido llegara para no tener ningún contacto sexual con él.
Bueno, pues por esto, Prudencio le hizo el comentario de que el gallo le iba a hacer el favor de  que se consumase el matrimonio, por tanto, José A. Buendía, encolerizado, asesinó a sangre fría al anciano desmedido de palabras, esa misma noche decidió consumar su matrimonio.
Un día, me fijé por la ventana, vi a Úrsula poniendo tacitas con agua por todas partes de su casa, entonces fui y le pregunté porqué estaba haciendo eso, ella me respondió que había visto a Prudencio después de muerto y le dio tanta compasión que le puso tacitas con agua para lavarse su herida, al principio, no le creí, hasta que en un día lluvioso, estaba platicando con José Arcadio cuando inesperadamente vimos por la ventana a Prudencio lavándose su herida, fue ahí cuando José Arcadio decidió irse de Río Hacha.
Entonces nos unimos algunos vecinos para irnos con los Buendía hacia donde fuera apto para vivir, caminamos mucho y durante el camino, nació el primer hijo de José Arcadio Buendía, al cual lo llamaron José Arcadio como su papá, después de caminar por mucho tiempo, nos establecimos en un lugar muy fructífero, el cual José A. Buendía se encargó de mejorar y bautizar con el nombre de Macondo, y quedó tan bonito, que parecía el jardín del Edén, con muchas aves de distintos plumajes, árboles frutales y estaban tan bien ubicadas las casas que por todas se podía  llegar al río que satisfacía a todo el pueblo. Aquí nació el segundo hijo de José Arcadio Buendía al cual llamó Aureliano, y más tarde nació Amaranta.
Nadie conocía Macondo, hasta que un día, atraídos por el sonido de las aves, unos gitanos llegaron al pueblo y quien los dirigía se llamaba Melquíades, era un señor muy inteligente, quizás la  persona más inteligente que había conocido, me llevaba muy bien con él y siempre iba yo con los Buendía a ver los descubrimientos y artefactos impresionantes que llevaban a Macondo él y su tribu, como brújulas, lupas y el hielo.
José Arcadio Buendía, se esforzaba por entender las invenciones, tanto así que construyó junto con Melquiades un cuartito de alquimia en el que dedicaba bastante tiempo para analizar lo que acontecía a las cosas, pero descuidaba mucho a sus hijos y sus obligaciones en el hogar. En esos tiempos, yo iba a ver a Úrsula para ayudarla en el que hacer doméstico y a preparar dulces de leche, caramelos de animalitos y pan, los cuales se vendían muy bien y obteníamos muchas ganancias, mientras tanto, los niños trabajaban en las tierras para cultivar lo que su padre no había hecho, estaban descalzos y trapientos, yo me compadecía de ellos y de vez en cuando les regalaba ropa.
Cuando José Arcadio, el hijo mayor de la familia, había llegado a la pubertad, Úrsula se asustó tanto que creyó que se había enfermado, yo le dije que sólo estaba creciendo, pero como ella era muy supersticiosa, por eso, llamó a una prostituta que leía las cartas, se llamaba Pilar Ternera.
Los muchachos no tenían el apoyo de su padre y Úrsula trabajaba todo el tiempo, por lo tanto, eran muy desenfrenados, pues José Arcadio tuvo una relación amorosa con Pilar y cuando este se enteró que estaba embarazada, la abandonó y no respondió por el niño al que después llamaron Arcadio.
Exterminaron a la tribu de mi querido amigo Melquíades, por poseer demasiados conocimientos, y en su lugar llegaron los gitanos saltimbanquis, con quienes José Arcadio huyó por una gitana, no se volvió a saber de él sino hasta después de 15 años.
 Poco después, me enteré que Úrsula estaba embarazada, pero ahora de una preciosa niña a la que llamó Amaranta.Un día, una niña llegó a la casa de los Buendía, huérfana de madre y padre, padecía raquitismo y la llamaron Rebeca. La pobre niña estaba tan traumada por la muerte de sus padres, que no hablaba, le llevaba de comer y no comía, no quería jugar con los demás niños.

Un día, empecé a notar que las paredes pintadas de cal estaban raspadas como si lo hubieran hecho con las uñas y cuando iba a arreglar el jardín,  encontraba hoyos como si hubieran escarbado, hasta que una vez vi a Rebeca comiendo tierra y rascando las paredes para comer la cal.
Cuando a Macondo llegaron Visitación y su hermano Cataure, huyendo de la peste del insomnio, Úrsula no me necesitó más y sólo iba a platicar con ella.
Una noche, después de un día de trabajo,  estaba preparándome para dormir, me fijé a través de la ventana para contemplar las estrellas y vi a Rebeca que aún no se dormía, ya era muy tarde para que estuviera despierta, así que avisé a Visitación que durmiera a la niña porque no era saludable que estuviera despierta a altas horas de la noche, Visitación reconoció inmediatamente los síntomas del insomnio y advierte a la familia de la peste, pero una vez que empezaba, ya no se podía detener.
Al día siguiente, como siempre se habían vendido todos los dulces y panes que preparamos, pero cuando llegó la noche, nadie se fue a dormir, la peste del insomnio, había llegado a  Macondo.
Un día, pasaba por el pueblo un anciano, que llevaba la solución del insomnio, al principio era irreconocible, pero me parecía familiar al igual que a José Arcadio Buendía, era Melquíades que había venido otra vez por que estaba muy aburrido con los muertos, nos dio la solución anti insomnio  y Macondo volvió a ser el mismo pueblo trabajador de siempre gracias a Melquíades.
Una vez que fui a comprar pan a la casa de Úrsula, pero ella estaba ocupada y no podía atenderme, así que la esperé, cuando de pronto,  vi a un hombre que tenía un aspecto de mendigo,  pues se veía desarreglado y olía mal, mas fue grande mi sorpresa al ver que se dirigía hacia mí, me asusté muchísimo, ya que lo vi entrar a la casa de Úrsula.
Por un momento pensé en llamar a mi hermano, pues al oír a Úrsula gritar, creí que le había pasado algo, entonces me armé de valor y entré en su auxilio, pero  me di cuenta  de que el grito era de felicidad y no de espanto. Me tranquilicé, aunque estaba confundida y apenada. Poco después, me di cuenta que aquel hombre era  José Arcadio, el hijo que se había ido con una gitana. Una de mis vecinas, me comentó que llegó de un naufragio y que había convivido con unos piratas, por eso estaba así.
En una ocasión, lo vi con unas mujeres a las que les hacía reír, yo creía que era un hombre recto, pero después, me enteré que en realidad, había llegado aquí para vergüenza de su familia, ya que se rifaba con las jovencitas del pueblo.
Rebeca y Amaranta eran muy amigas mias, y se peleaban por un muchacho llamado Pietro Crespi, que arreglaba pianolas, la verdad en un momento, me enamoré de él, por que era italiano, tenía los ojos azules y era muy  apuesto, pero no correspondía ni a mi ni a Amaranta, sin embargo, nos saludaba con una cortesía increíble, mas era cariñoso con Rebeca. Hasta que por fin, decidió casarse con ella. Al enterarme de esto,  mi ilusión desfalleció por completo, junto con la de Amaranta, lloré toda la semana y no podía verlo, pero aún así, en mi corazón seguía una esperanza.
Poco después, llegó un corregidor llamado Apolinar Moscote, quien tenía siete hijas, las cuales eran muy hermosas, sólo conocí a dos: Amparo, la mayor y Remedios, de tan sólo nueve años.
Aureliano se enamoró perdidamente de la pequeña Remedios, pero su padre no lo sabía, así que cuando Aureliano les comunicó a sus padres, ellos esperaban que fuera una de las hijas mayores, pero no, era Remedios la que quería Aureliano.
Aureliano quería tanto a Remedios  que le pidió a Pilar que la convenciera y a cambio, él se acostaría con ella. Cuando por fin los padres aceptaron y Remedios ya estaba lista para procrear hijos y ser buena ama de casa, hicieron los preparativos para la boda y se casaron.
Amaranta hacía todo lo posible porque la boda de Rebeca y Pietro fracasara, y se sintió muy mal cuando se enteró que Remedios un día había amanecido muerta y con un par de gemelos muertos en el vientre, por que ella quería que Rebeca se envenenara.
Mi esperanza revivió al enterarme que Rebeca se iba a casar, pero no con Pietro, sino con José Arcadio. En un inicio, me indigné por que no me era posible creer que a semejante hombre (Pietro), le hicieran tal cosa. Sin embargo,  me alegré por que quizá se fijaría en mí, pero se fijó en Amaranta así que esperé, pero una mañana, me desperté muy afligida, cuando al salir de la casa, mi vecina me dijo que Pietro había muerto de amor, por el amor de Amaranta, así que mi corazón quedó destrozado por completo y nunca más fui la misma.
En poco tiempo, me enteré que José Arcadio había muerto de una forma tan insólita que jamás se supo quién era el asesino, eso me lo contó Rebeca cuando llegamos a su casa Úrsula y yo al seguir un hilo de sangre que llegó hasta la casa de Úrsula.
Rebeca nos dijo que había llegado y cuando se dio cuenta, estaba muerto, la ayudamos entonces a enterrar a José Arcadio, pero la casa olía mucho a pólvora y el cuerpo también, nunca pudimos quitarle ese desagradable olor, hasta que llegó una planta industrial llamada La Bananera, que se instaló en donde estaba el cuerpo sepultado y se eliminó el olor.
Después de esto, Arcadio, el hijo de Pilar y José Arcadio, quería tener relaciones sexuales con su madre, pero ella le dijo que no y entonces le mandó a Santa Sofía de la Piedad, era una joven muy bonita y educada, se acostó con Arcadio y se amaban mucho. Procrearon tres hijos, un par de gemelos a los que se les llamó José Arcadio II y Aureliano II, y poco después una niña a la que llamaron Remedios, la cual era muy hermosa igual que su madre.
José Arcadio II y Aureliano II, eran tan parecidos que cuando iba a ayudar a Amaranta con los niños para prepararlos para la escuela, a veces nos confundíamos y les poníamos la ropa equivocada, así que Amaranta les puso una cinta con sus nombres para identificarlos, pero aún así nos confundíamos.
Cuando crecieron, siguieron el mismo patrón de conducta de los José Arcadios y Aurelianos de su familia, así que José Arcadio II era mujeriego, nada sabía hacer bien, era muy desobligado, en cambio su hermano, era diligente y trabajador.
Un día, José Arcadio II conoció a una prostituta que se llamaba Petra Cotes, yo le aconsejaba que no anduviera con ella por que podía contagiarse de alguna mala enfermedad, pero a él le importaba más el placer que su propia vida, poco después, vi a  Aureliano II con Petra y pensé que era José Arcadio II, cuando un día me enteré que ambos estaban involucrados con la misma chica, traté de advertir a Petra pero ella no me creyó. 
Hasta un día que  Aureliano II vio a su hermano muy mal le preguntó qué tenía y él le dijo que Petra lo había dejado así por que tenía una enfermedad maligna. Advertí de igual forma a Aureliano II, pero me dijo que a él si lo quería.
Remedios, la hermana de ellos, crecía con tanta belleza, que yo siempre quería estar con ella para que algún chico se fijara en mí, y para que ella me dijera el secreto de su belleza, Úrsula no quería que la viera ningún hombre, por eso, le ponía un velo para que nadie viera su hermoso rostro.
Fernanda del Carpio era una joven que había crecido como una reina y también era muy bonita, la conocí por que un día  Aureliano II la llevó a la casa de Úrsula y nos la presentó, Amaranta estaba limpiando la casa, así que ella no la conoció. Desde el momento en que Fernanda y Remedios se conocieron, surgió entre ellas una contienda terrible de parte de Fernanda.
Una vez, compitieron para ser la reina de Macondo, yo voté junto con Amaranta por nuestra amiga Remedios, a la cual los hombres llamaban “La bella” y por supuesto, ella ganó.
Fernanda estaba muy enojada, por que además, Aureliano II tenía a su amante Petra, pues según me contó Amaranta, estaban juntos porque cuando tenían relaciones sexuales, su ganado y plantas daban muchos frutos y se multiplicaban.
Un día, estábamos platicando Remedios, Amaranta y yo, era mañanita, así que doblábamos las sábanas recién secas para guardarlas, cuando repentinamente una luz muy fuerte proveniente del cielo, nos impidió la visibilidad, casi nos deja ciegas a Amaranta y a mi, se llevó a Remedios con la sábana que estaba doblando, la cual pertenecía a Amaranta y cuando ella se dio cuenta de su sábana, se enojó mucho por que era de ella.
La llegada de Fernanda del Carpio, marcó la decadencia de Macondo, pues después empezaron torrenciales lluvias, tanto así que el ganado y plantas se ahogaron con la tempestad y muchas casas se inundaron, también, entró la guerra civil.
El coronel Aureliano, el hijo de Úrsula, era el jefe al mando de la guerra, en donde después es fusilado Aureliano II, estábamos Amaranta, Úrsula y yo en su casa, cuando repentinamente oímos que iban a fusilar a Aureliano II, y fuimos a despedirlo, él, en sus últimas palabras, nos dijo que su hija que estaba a punto de nacer, se llamaría Renata, pero al final se acordó de Remedios y le pusieron Renata Remedios, su hermana mayor, se llamaba Amaranta Úrsula en honor a su abuela y a Amaranta y tenía 6 meses de haber nacido, José Arcadio, fue el tercer hijo de ellos.
José Arcadio, fue educado por Úrsula para ser sacerdote, lo cual no pudo ejercer ya que no terminó sus estudios, era un muchacho flojo, desobligado y mujeriego.
Un día estaba él con unos niños, al principio no noté nada extraño en su comportamiento, hasta que un día, vi que estaba acosando a un niño. Entonces fui a decirle a Úrsula y ella lo demandó con las autoridades. Murió ahogado en una alberca, cuando intentaba violar a cinco niños.
La verdad, me alegro de eso, por que muchos niños sufrían con este pervertido hombre, lo que en realidad quería Úrsula, era que fuera diferente a los demás José Arcadios, y en lugar de eso, resultó ser peor a ellos.
Al crecer, Renata Remedios se volvió rebelde, y cuando conoció a Mauricio Babilonia, Fernanda lo asesina porque embarazó a Renata, Mauricio, a mi parecer, era bueno y veía por su novia, aunque no lo conocí muy bien, era buena persona. Su hijo fue llamado Aureliano Babilonia.
 Amaranta Úrsula conoció a Gastón, un belga viajante de negocios, pero cuando él se fue a un viaje a África, conoció a su sobrino Aureliano Babilonia y se casó con él.
Aureliano Babilonia era muy inteligente, sabía cualquier cosa que le preguntaras, y él fue el único que pudo descifrar los escritos de Melquiades, pero se dio cuenta de que Amaranta Úrsula era su tía cuando leyó los escritos, también se dio cuenta que toda la historia de Macondo y la familia Buendía estaba plasmada allí.

Amaranta Úrsula tuvo un hijo con él al cual llamó Aureliano, pero Aureliano Babilonia no se dio cuenta de que ya había nacido su hijo por que estaba leyendo cómo terminaba todo, y leyó que el último de los Buendía iba a ser comido por las hormigas, se acordó de su hijo y fue corriendo a verlo, cuando llegó, se lo estaban comiendo las hormigas y Amaranta murió desangrada, yo había sido la partera, pero no tenía el cuidado necesario para satisfacer que las condiciones fueran saludables tanto para el bebé como para Amaranta y me sentí desolada.
Al terminar de leer, Aureliano me dijo lo que pasaría, así que de inmediato corrí y salí del pueblo lo más rápido que pude y me refugié en unas montañas hasta estar a salvo.
Macondo terminó destruyéndose por completo por una ráfaga de viento tan fuerte, que actualmente no queda nada del inigualable Macondo.
 Te escribo pues, hijo, desde una cabaña donde aún quedan los recuerdos de Macondo, espero que algún día nos volvamos a encontrar y espero tu respuesta.

Nuevamente, muchas felicidades, que Dios te guarde hijo mio y que te de muchos años más de vida.


TE QUIERE,         

                    TU MADRE

                                                                  ___________________________
                                                                   Luisa Santiaga Márquez de García.
Elaborado por: Dulce Lucero Mayoral Antonio

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