martes, 21 de junio de 2011

Un retrato que pudiera ser el tuyo... El retrato de Dorian Gray

-          Ensayo sobre la influencia de la obra en mi vida

“El retrato de Dorian Gray” es un libro que llama la atención del lector al instante, escrito por Oscar Wilde en un contexto europeo. El libro permite conocer sobre aspectos que de otra manera sería difícil de conocer, por ejemplo el estilo de vida de las personas en Inglaterra.

Debo de confesar que soy una persona materialista y con esto no quiero decir que no me importe nada más, sino que como a la mayoría de las personas actualmente me preocupa no descuidarme, vestirme bien por ejemplo.

Al leer El retrato de Dorian Gray algo en mí cambió, mi percepción sobre la importancia de lo material. Antes me dejaba guiar por la apariencia física de las personas, pero ahora me doy cuenta del exterior, sobre todo de que un físico atractivo no es garantía de que una persona sea amigable, cordial y con valores.

Es precisamente Oscar Wilde quien a través del personaje de Dorian Gray nos invita a analizar el peso de las acciones, así como nos hace darnos cuenta de que lo material y el físico de una persona no es lo más importante.

Dorian Gray es un chico muy atractivo y con buena clase, como el mismo libro lo narra era todo un “gentleman”, Dorian modela para un pintor llamado Basil, quien le hace un retrato, Dorian al ver el retrato es aludido por el mismo Basil y por Harry (amigo de Basil quien después sería inseparable de Dorian) quien también se encontraba en la habitación.

El protagonista del libro se da cuenta de que era muy bello y no quiere que esto deje de ser así por lo cual pide que su alma sea pasada al cuadro y que sea ésta quien sufra los perjuicios de las acciones de Gray y no su cuerpo.

Ahora sé también que lo más importante no es responsabilizar a los demás por las consecuencias de nuestros actos, sino responsabilizarnos nosotros mismos, pues como bien enseña la obra, por mucho que evitemos las responsabilidades éstas siempre regresarán a nosotros, tarde o temprano e inevitablemente.

Generalmente tenemos miedo al “qué dirán”, esta forma de pensar es superficial pues con base en lo que los demás piensen muchas veces es así como regimos nuestras acciones, Dorian por ejemplo con el único fin de ser siempre bello y que todos hablaran bien de él, por este simple hecho pasó su alma al cuadro, pero después de un tiempo cuando lo señalaban y decían su nombre, esto que antes le parecía tan importante dejó de tener sentido y lo hizo darse cuenta de que la apariencia física no lo era todo (como se lo habían hecho creer) por lo que destruyó el cuadro pues eso le recordaba también lo superficial que había sido y lo que esto lo había llevado a hacer como ocasionar el suicidio de Sivila Vane.

Nadie podía ver el cuadro, sólo Gray y cuando lo veía se horrorizaba pues se daba cuenta de cómo lucía en realidad su alma después de cometer tantos pecados, llegando incluso a asesinar a uno de sus amigos. Dorian trataba siempre de olvidar el rostro dañado del cuadro pues ello significaba recordar el estado en que su alma misma se encontraba.

Dorian trató huir de su consciencia (representada también por el cuadro), intentando olvidar todas las acciones que le perseguían como el asesinato de Basil Howard, pero al fin de la obra Dorian no puede más seguir huyendo de sus acciones y de las consecuencias que éstas representaban, por lo cual al final del libro destruye el cuadro, destruyendo a la vez su alma y retomando su consciencia, lo que provocó que todos los perjuicios que había cometido regresaran a él, lo que ocasionó su muerte.

Esta historia me hizo reflexionar también sobre la importancia de nuestros actos, pero sobre todo de las consecuencias de los mismos. Me he dado cuenta ahora, de que es muy fácil evadir nuestras responsabilidades y hacer que éstas (generadas por nuestros actos) y el peso de las mismas, tanto físicas como emocionalmente pasen a ser de alguien más, por ejemplo como Dorian que pasó todas sus responsabilidades al cuadro.

El libro ha cambiado mi vida y ha tenido una gran influencia porque ahora sé que hay que ser más que una cara linda, debemos también de ver los sentimientos, los valores, etc. de una persona.

Me doy cuenta ahora de que para estar bien conmigo mismo, no sólo basta con estarlo físicamente, sino también emocionalmente. Es importante a su vez saber reconocer nuestros errores y afrontar las consecuencias de los mismos, pues de todas formas terminarán regresando a nosotros y siendo de parte de nuestro ser, de nuestra historia.

Hay que afrontar la vida sin miedo al qué dirán y no dejarnos guiar sólo por las apariencias físicas.
Jonathan J. Hernández Reyes

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