lunes, 27 de junio de 2011

Más allá de la distancia

Nadie dijo jamás que la vida fuera fácil, muchas veces las personas nos vemos rodeadas por el miedo, la incertidumbre y la inseguridad. Por la edad en la que nos encontramos actualmente y en la que cursamos la prepa, para muchos adolescentes como nosotros hubiera sido fácil haberse sentido tristes, solos e incluso infelices, pero ustedes, mis compañeros de clase así como maestros nos levantábamos el ánimo los unos a los otros cada que lo necesitábamos, evitando así caer en lo que a cualquier adolescente le hubiera pasado.

Muchas veces por haber estudiado en el Federico nos tacharon de ñoños y por qué no decirlo, incluso de “rechazados”, pero sinceramente me siento la persona más feliz y afortunada por haber estado 12 años aquí, los cuales he compartido con algunos, con otros más tal vez 8 o 6 años y con la mayoría he pasado los 3 años más importantes de mi vida. Los 3 años de la preparatoria fueron simplemente excelsos y yo no los cambiaría por nada.

A pesar de haber sido tan sólo 20 en el salón (al menos durante el último semestre) jamás me sentí solo, puedo asegurar que personas de otras escuelas a pesar de ser 40 llegaron en algún momento a sentirse invadidos por este sentimiento; afortunadamente para nosotros aunque pareciéramos estar solos por ser pocos, si algún sentimiento como la tristeza o la soledad intentaba invadirnos nos dábamos la mano, evitando que esto pasara, prestándonos un hombro cuando era necesario, arrancándonos risas y recordando buenos momentos para olvidar nuestros problemas.

En una amistad como la de nosotros, nos entendemos perfectamente, las palabras sobran, basta con una simple mirada para ver a través de nuestros ojos y saber lo que nos pasa, nuestra amistad va más allá de los límites comunes, me atrevo incluso a decir que llegamos a romper dichos límites y construimos con el día a día una amistad más fuerte que el diamante, una amistad que jamás podrá terminar.

No cambiaría por nada los 3 años de la prepa en el Federico, y me alegra no haber sido un adolescente “normal”, gracias a ustedes no caí en las drogas, el alcohol o el tabaco, si ese es el precio de haber estado con las 20 mejores personas del mundo y no con 40 perfectos desconocidos, lo acepto. Jamás podré pagar cuán agradecido estoy con todos y cada uno de ustedes por todos los momentos y la amistad que hemos compartido a lo largo de este tiempo.

Distintos sentimientos se cruzan en este momento por mi corazón, por una parte me siento triste porque sé que no  volverá a ser lo mismo, que los viajes y las convivencias juntos si es que se dan, serán con mucha menor frecuencia, por otra parte me encuentro alegre pues una nueva etapa de nuestras vidas comienza. Nos vamos a la universidad y será momento de mostrarle al mundo lo que el Federico hace de sus alumnos.

A pesar de la tristeza sé que pase lo que pase, así nos veamos una vez cada 3 años, jamás nos olvidaremos y jamás dejaremos de ser amigos. En momentos de tristeza he pensado una frase: “Cuando crees que estás solo, es porque jamás haz sentido el amor verdadero” por eso sé que siempre estaré acompañado, pues no sólo me han demostrado su amistad, sino también su amor.

Estos años en el Federico con ustedes significan para mí ahora una despedida donde sé que me llevo, valor y principios que podré aplicar en el mundo real donde la fantasía de tener a las mejores de personas del mundo en tu salón como compañeros y como maestros se acabará y más importante aún, sé que me llevo amigos que jamás se olvidarán de mí, amigos sinceros con los que podré contar siempre, más que amigos, hermanos de por vida.

Jamás olvidaré a mis profesores quienes a través de sus exigencias sacaron lo mejor de cada uno de nosotros, nos supieron guiar más allá de lo académico, fueron en ocasiones guías en nuestros problemas personales y siempre que lo necesitábamos se convertían en los mejores amigos.

Hemos compartido muchas experiencias juntos, clases, recesos, comidas, convivios e incluso viajes, el destino es sabio y sé que en algún momento nos pondrá juntos de nuevo, personas como nosotros jamás podremos separarnos para siempre.

Hoy cuando escribo esto a prácticamente 5 días de terminar las clases y a 6 de dejar de vernos día a día todos juntos la tristeza recorre mi cuerpo y mi alma, inmensas cantidades de recuerdos albergan mi mente, pero mi corazón se queda con la felicidad de haber tenido la oportunidad de vivir casi toda mi vida con las mejores personas que nadie jamás pudiera conocer.

Gracias nuevamente, todo lo que soy se lo debo a esta institución por darme siempre a los mejores hermanos del alma y a los mejores maestros, por ende todo se lo debo a ustedes y siempre que lo necesiten podrán contar conmigo, para un consejo, un chiste y últimamente un consejo del día.

Los amo a todos y cada uno de ustedes, los llevaré conmigo siempre vaya a donde vaya en mi mente, mi espíritu y mi corazón.

Jonathan Juventino Hernández Reyes (J.J.H.R)

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