martes, 28 de junio de 2011

Basta de tanto llanto

Los últimos días en la escuela siempre son bastante extraños, cuando crees que no vas a hacer nada siempre tienes clases y cuando vas resignado a tener clases casi no haces nada. Y en el caso de este año parece que las cosas no fueran a cambiar mucho ya que la última semana, en la cual  esperas no hacer mucho y poder disfrutar el tiempo con tus compañeros, es la semana en la que tenemos exámenes y no queda de otra más que estudiar o medio darle una leída a los apuntes según sea el caso. Pero esto no parece ser lo único en lo que no cuadran las cosas, durante la mayor parte del ciclo escolar (y mucho más durante los exámenes del IB) muchos ya suplicaban porque esto se acabara, ya no veían la hora en la cual las clases se terminara y fueran libres para poder disfrutar de sus vacaciones y empezar ese gran paso hacia la universidad.
Ahora que las clases están por acabar y ya quedad escasos días para terminar el año, ahora muchos ya no quieren que el ciclo se acabe y como es de esperarse las lágrimas comienzan a salir con casi cualquier pretexto, que si es la última clase de esto, la última clase de aquello, el último recreo, el ultimo retardo, etc. Bueno, ¿Quién los entiende? O quieren que se acaben las clases o no quieren que se acaben.
 6° de primaria, 3° de secundaria y ahora 3° de prepa. En las 3 ocasiones el final del curso siempre se ve acompañado de mares de lágrimas y promesas de nunca olvidarse, de recados de despedida y miles de pensamientos acerca de las amistades y aventuras que se vivieron en todo el curso. Podría escribir sobre todo esto, hacer un escrito lleno de sentimientos que hiciera llorar a cualquiera de mis compañeros y a mis maestros, pero seamos sinceros, eso no me va muy bien que digamos.
Sé que habrá alguien que esté diciendo que no tengo sentimientos, que no me importa nadie o que  simplemente trato de parecer una persona dura que no sede ante sus emociones, pero para mí las despedidas son algo diferentes a lo que los demás creen, y más tratándose de una despedida de este tipo, de decir adiós a personas con las que compartiste 2, 3 ó muchos  años de tu vida dentro de un salón de clases, tanto compañeros como maestros.
Y aquí debería de  empezar a hablar de cada uno de los compañeros que se gradúan este año, pero eso sería bastante  tedioso y de algunos casos no tendría nada que decir, pero sí de algo estoy seguro es que de cada uno aprendí una cosa diferente, ya sean cosas “útiles” con respecto a la escuela: la manera de hacer las cosas, las cosas que no debo de hacer, etc. Hasta cosas diversas como música, creencias, películas, videojuegos e incluso a que en ciertos momentos habrá gente con la que de plano nunca podrás razonar.
Y si habrá algo que siempre recordare del grupo es que tal vez tenían ideas diferentes y muchas veces no concordaban para llegar a un mismo punto pero siempre fue un grupo muy unido, un grupo en el que a veces sobraban las palabras, un grupo con unos lazos tan fuertes como el acero, si un grupo muy unido…unido pero a la hora de molestar, pareciera que en ese momento todos eran uno mismo, no había quien no participara a la hora de viborear, quemar o molestar a alguien en especial o a todo mundo, tanto así que ni los maestros o el director de la prepa se escapaba.
Todo esto era bastante divertido y a muchos los ayudo a pensar bien las cosas antes de abrir la boca, por qué no ver solo esto, por qué no alegrarse de lo que tuvimos,  por seguir avanzando y  creciendo en vez de estar llorando por los que se van.
Creo que es lo importante de todo esto, aquellos que tienen valor miran atrás, se ríen, lloran y aprenden de sus errores y aquellos que pertenecen a 601 deberían mirar al frente y llevar consigo todo aquello que aprendieron, reír por comenzar una nueva etapa con todas estas experiencias adquiridas con aquellos que dejan atrás.
Así que a reír, estar contento y dejar de llorar que nadie ha muerto.
Juan  José González Osorio (Jinjo)

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